La herida es un daño tisular que puede ser producido por diversas causas como un traumatismo, una quemadura o una intervención quirúrgica. Hay varios tipos de heridas según su profundidad y sus características. Las heridas se pueden clasificar en: heridas superficiales, heridas profundas y heridas de tercer grado. Las heridas superficiales son aquellas en las que solo se daña la capa más externa de la piel, la epidermis. La herida se caracteriza por una pequeña hemorragia y una inflamación leve. Estas heridas se suelen curar en unos pocos días sin necesidad de ningún tratamiento especial.
Las heridas profundas son aquellas en las que se daña tanto la epidermis como la dermis, la capa más interna de la piel. La herida se caracteriza por una hemorragia abundante y una inflamación moderada. Estas heridas requieren de un tratamiento especializado y suelen tardar varias semanas en curarse por completo.
Las heridas de tercer grado son las más graves. En estos casos se daña tanto la epidermis como la dermis y también los tejidos subcutáneos. La herida se caracteriza por una hemorragia abundante, una inflamación severa y una necrosis tisular. Las heridas de tercer grado requieren de un tratamiento especializado y suelen tardar varios meses en curarse por completo.
El tratamiento de las heridas se basa en tres pilares fundamentales: la limpieza, el drenaje y la aplicación de una cura.
La limpieza de la herida se realiza con el fin de eliminar todos los gérmenes y microorganismos que puedan estar presentes en la herida y evitar así la proliferación de infecciones. Para limpiar la herida se suele utilizar una solución salina estéril o una solución de yodo.
El drenaje de la herida se realiza con el fin de eliminar todos los tejidos dañados y necrosados que se encuentran en la herida. Para drenar la herida se suele utilizar una sonda de drenaje.
La aplicación de una cura se realiza con el fin de proteger la herida de la contaminación externa y favorecer su cicatrización. Las curas más utilizadas son las curas de gasa estériles, las curas de apósito hidrocoloide y las curas de apósito transparente.
En general, el tratamiento de las heridas superficiales y profundas requiere de una serie de cuidados especiales durante un periodo de tiempo determinado. En el caso de las heridas de tercer grado, el tratamiento suele ser más prolongado e incluir una serie de intervenciones quirúrgicas.